Los cuencos tibetanos, o los baños de sonido en los que uno se sumerge con el sonido de cuencos y gongs, proporcionan una gran relajación y, según se ha demostrado, ayudan a reducir la ansiedad, el estrés y la depresión. A continuación, te vamos a contar cuáles son los beneficios del uso de cuencos tibetanos en la práctica de la meditación.
La historia de los cuencos cantores
A pesar de todo lo que el marketing ha ido afirmando sobre el uso tradicional del cuenco tibetano como un gong o como instrumento de canto al rodear el borde exterior del cuenco y los bordes con el mazo, esta es una práctica definitivamente occidental.
Los orígenes de las campanas de pie se remontan a miles de años atrás en las regiones de China y Mongolia, donde se utilizaban como un gong, golpeando el cuenco con un mazo de madera o de fieltro. Algunos monasterios budistas tibetanos utilizaban así los cuencos para marcar los tiempos o el final de una meditación.
El método de hacer que los cuencos “canten” deslizando un mazo alrededor de los bordes es relativamente nuevo. Aunque los músicos llevan tocando el borde de los vasos o la armónica de cristal desde el siglo XIV, los historiadores apuntan a las grabaciones de música New Age de la década de 1970 como el momento en el que la popularidad de los cuencos sonoros empezó a aumentar de forma pronunciada.
Hoy en día, podemos encontrar cuencos tibetanos de todas las formas, materiales y tamaños, que proporcionan una gama de tonos y frecuencias. Hay cuencos de cristal y cuencos de metal, estos últimos a menudo comercializados como cuencos del Himalaya o cuencos tibetanos. Aunque estos cuencos de aleación metálica se venden hoy en día en las tiendas de recuerdos de Nepal, India y Tíbet, este fenómeno responde más a la demanda occidental que a un contexto histórico.
Pero, independientemente de la verdad que se esconde tras el marketing, los cuencos cantores y los baños de sonido ofrecen salud y felicidad. Cualquiera que haya disfrutado relajándose y escuchando música estará de acuerdo en que tiene sus beneficios, pero ¿por qué y cómo?
Los orígenes del sonido y de todas las cosas
Las prácticas de yoga y meditación siempre han tenido una relación con el sonido, en forma de mantra o canto. Como la vibración de la que nace toda forma, el sonido está en el centro mismo de nuestro ser y puede ser un instrumento eficaz para sanar y calmar la mente.
La vibración, o el sonido, como fuente y fundamento de toda la realidad, es una idea que abarca las tradiciones auténticas del mundo. En la Biblia, Juan 1:1 nos dice que
“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”.
Los Vedas y Upanishads hindúes enseñan que el universo es una creación de Shabda Brahman, o Nada Brahman, que emana del sonido del creador. El mito de la creación en el Islam implica un libro y una pluma.
Incluso los físicos occidentales suponen que la vibración es el fundamento de la forma. Según la teoría de las cuerdas, el quark, una de las partículas más pequeñas conocidas por el hombre y uno de los componentes básicos de toda forma, vibra perpetuamente en una “cuerda”. Las formas de la naturaleza surgen, como lo harían las notas musicales, de la vibración de estas cuerdas.
Cuando cantamos o recitamos un mantra durante la práctica del yoga o la meditación, estamos utilizando el sonido para hacer vibraciones que influyen en la forma de nuestros cuerpos, y en particular en las energías del cuerpo sutil, la red invisible de chakras y canales por los que se mueven las energías más profundas de la conciencia.
El sonido en las vibraciones más altas ya no puede ser escuchado por los oídos, sino que se siente con el cuerpo, aunque no seamos conscientes. Las partículas más pequeñas de la realidad se mueven a frecuencias tan altas que el movimiento no puede verse, pero está ahí. Curiosamente, las vibraciones más altas del universo nos parecen tranquilas, sólidas y quietas.
Los beneficios del uso de los cuencos tibetanos en la práctica de la meditación y el yoga
Muchas de las enfermedades más comunes hoy en día, como la diabetes, las enfermedades del corazón o las relacionadas con la inflamación, se han vinculado al estrés. Cualquier cosa que podamos hacer para reducir el estrés en nuestras vidas, tiene un resultado potencialmente positivo no sólo para nuestro bienestar mental, sino para nuestra salud física.
La meditación, el yoga y la escucha de música, contribuyen a una mayor sensación de tranquilidad y a reducir el estrés. Se ha descubierto que la práctica de escuchar cuencos tibetanos, en particular, reduce la presión arterial, la percepción del dolor en los pacientes y provoca menos tensión, ira, fatiga y depresión.
Según una pequeña muestra de estudios, algunos de los resultados que se pueden obtener con el uso de los cuencos sonoros son los siguientes:
- Reducir la percepción del dolor.
- Reducir la presión arterial.
- Reducir la tensión, la ira, la fatiga y los estados de ánimo deprimidos.
- Sentir paz interior y relajación después de las meditaciones con sonido.
La influencia del sonido en nuestros cuerpos y mentes
Una teoría supone que los cuencos sonoros calman la mente al hacer que los impulsos eléctricos del cerebro imiten los que encontramos en estados de meditación, concentración profunda o relajación. ¿Pueden las vibraciones sonoras “resintonizar” las vibraciones de nuestra mente?
La idea de que la música puede influir en las ondas cerebrales comenzó con Alfred A. Tomatis, un otorrino francés del siglo XX, y posteriormente se popularizó con el libro de Don Campbell de 1997, El efecto Mozart, que se centraba en el poder de la música para hacernos más inteligentes y concentrarnos mejor.
- Los patrones Delta de 0,1-4 hercios se encuentran durante el sueño profundo, el coma o cuando se está bajo anestesia
- Los patrones Theta de 4-8 hercios se producen durante el sueño REM, la creatividad y la meditación
- Los patrones Alfa de 8-13 hercios aparecen durante los momentos de alerta, atención o movimiento
- Los patrones Beta de 13 hercios o más se producen cuando estamos despiertos con un mayor estado de alerta, o involucrados en procesos cognitivos
Algunos plantean la hipótesis de que escuchar los cuencos tibetanos guía la mente hacia la actividad de las ondas cerebrales theta, concretamente, la theta frontal de la línea media que se observa cuando estamos en profunda concentración o meditación.
También hay estudios que apoyan la teoría de que la música, especialmente la que “gusta personalmente a cada uno”, efectivamente altera las oscilaciones bioeléctricas del cerebro, aunque este efecto es más evidente en el rango de frecuencias alfa y beta.
Aunque los cuencos sonoros nos ayudan a relajarnos y a sentirnos bien, hay que seguir trabajando para demostrar que se dirigen específicamente a las mismas regiones de la mente que la meditación.
Por el contrario, entre el pequeño grupo de personas que tienen aversión al sonido de los cuencos tibetanos, la experiencia de un baño de sonido aumenta la ansiedad y la depresión que declaran. Esto apunta a la posibilidad de que los cuencos sonoros no tengan poderes innatos de relajación en sí mismos, pero si los disfrutas, te resultarán beneficiosos.
Los beneficios de la meditación con cuencos tibetanos
Aunque es posible que el sonido aumente la actividad de las ondas alfa y beta, y reduzca la actividad del sistema nervioso simpático, puede suceder simplemente que los participantes entren en un estado de quietud al distraerse de sus sentimientos desagradables cotidianos.
Cualquiera que haya sentido que una canción en la radio le levanta el ánimo sabe que la música tiene el poder de cambiar nuestra forma de pensar y sentir. La calidad de sonido única de los cuencos tibetanos nos atrae porque es diferente y nueva.
Los terapeutas y los científicos señalan los beneficios de las técnicas de reducción del estrés y de relajación que no requieren el esfuerzo y la disciplina que supone el aprendizaje de la meditación. De hecho, los participantes suelen quedarse dormidos durante las prácticas de baños de sonido, lo que en sí mismo resulta beneficioso para quienes llevan una vida ajetreada y estresante.
Independientemente de los mecanismos subyacentes de cómo funciona todo, no hay duda de que para quienes perciben los sonidos de los cuencos tibetanos como algo relajante, disfrutar de un tiempo en quietud escuchándolos, es una actividad positiva con el poder de llevarnos a un profundo estado de relajación. Sólo esto hace que un baño de sonido sea digno de nuestro tiempo.